I
Del catalogo de la exposición individual "Esculturas" en la galería de arte Praxis.Barranco, Julio 1991.

Por Javier Sologuren
En las soleadas y polvorientas calles de Chaclacayo, por las que desciende el sedante murmullo del agua en las acequias flanqueadas de eucaliptos, allí, un adolescente, Carlos Alejandro López, halló la materia de aquello quemas tarde sería un de los resortes su arte: descubrió la madera cuya vida y apariencia provocó en su sensibilidad el hondo deseo de hacer que su emocionada visión diera con las formas que la situaban en el espacio tangible y en la luz definitiva de la obra de arte.
Valiéndose de las fecundas insinuaciones de la semejanza, Carlos logra que raíces, troncos, ramas mantengan su fuerza primordial y canten en figuraciones plenas y sugestivas. Para ello, con ejemplar libertad , acentúa las hechuras naturales (el árbol que se esculpe a sí mismo) y por otra parte geometriza la madera poniéndola al servicio del espacio (los ensambles). Dos direcciones, válidas ambas. Tal vez por eso veo en “Espacio herido” (una de sus obras) una síntesis-mejor, una simbiosis-promisoria de alcances cada vez más originales.
Pero Carlos ha dado un paso mas allá, al ir en pos de una dialéctica vital y creadora a través del uso conjunto de la madera y la piedra, intentando establecer una alianza entre lo orgánico y lo “inerte”. En la actualidad, es en este campo donde batalla día a día. Adviértase, sin embargo, que, paralelamente a las etapas recorridas, sigue ejerciendo su notable capacidad para el modelado del cuerpo humano, tanto en su anatomía como en sus actitudes y en la expresividad del rostro. En sus cabezas hay ojos y miradas que hablan con vigor del alma de sus modelos.
Entre los discípulos de Ana Macagno, que integran un valioso grupo renovador de la escultura peruana, Carlos ocupa, por derecho propio, un lugar, sin duda alguna, sobresaliente.

II
Por Felix Grijalba Sato

¨El estilo es el hombre mismo¨. Esta sentencia le cae como guante a Carlos López Melitón, talentoso artista plástico cuyo mérito consiste en manipular a la naturaleza inerte; madera, piedra, metal, para darle formas caprichosas, ángulos inesperados, Volúmenes voluptuosos...
En este sentido, la casa de este connotado escultor de Chaclacayo, es un verdadero museo de historia y talento. En ella se puede apreciar la evolución de su estilo, desde el colegio hasta las epocas actuales. Quien tiene la suerte de ingresar a ella, sale preñado de impresiones, ensoñaciones y mil visiones por la creatividad que reina por doquier.

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